Textos y fotografías: Orietta Grendi C.
Celebración Sacramento de la Eucaristía Parroquia San Judas Tadeo
La tarde del domingo 15 de octubre, pasadas las 5 de la tarde, las familias de los niños y niñas que recibirían el Sacramento de la Eucaristía: Antonia, Jonathan, Aylin, Felipe, Gustavo S., Aynhara, Rafael, Gustavo D, Gianella, Esteban, Agustín, Emely, José, Nicol, empezaron a llegar al frontis de la Parroquia Curaco de Vélez.
Con evidente alegría, el encuentro entre los niños, vecinos y familiares evidenciaba mucha tranquilidad y también camaradería.
El Padre Arturo Mansilla, nuestro párroco, los iba recibiendo a la entrada del Templo.
Mientras tanto, la catequista, señora Adriana Santana, revisaba los últimos detalles al interior del Templo.
El interior de la iglesia, estaba adornado con flores blancas, crisantemos. Las bancas, tenían una flor y una cinta del mismo color.
A un costado del altar, la señora María Elizabeth Guarachi Gallegos, se preparaba para acompañar con sus cantos la celebración de la Primera Eucaristía. La señora María Elizabeth, colabora de manera permanente con nuestra Parroquia San Judas Tadeo y con distintas comunidades de nuestra diócesis.
Poco a poco, los niños, sus familias y también vecinos, fueron ingresando al Templo Parroquial.
Mientras esperaban el inicio de la Santa Misa, las niñas y niños compartían, conversaban, con tranquilidad, acompañados por su comunidad pastoral.
Minutos antes del inicio de la ceremonia, los niños y niñas, junto a su catequista, señora Adriana Santana y nuestro Párroco, Arturo Mansilla Guichacoy, se tomaron una fotografía grupal, previo a recibir el Sacramento de la Primera Eucaristía.
A las 18:00 se dio inicio a la celebración de la Primera Eucaristía.
Las lecturas de la Santa Misa fueron las siguientes: Lectura del libro de Isaías (Is 25, 6-10), Carta de San Pablo a los Filipenses (Fil 4, 12-14. 19-20) y el Evangelio según San Mateo (Mt 22, 1-14):
“En aquel tiempo, volvió Jesús a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo: “El Reino de los cielos es semejante a un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo. Mandó a sus criados que llamaran a los invitados, pero éstos no quisieron ir.
Envió de nuevo a otros criados que les dijeran: ‘Tengo preparado el banquete; he hecho matar mis terneras y los otros animales gordos; todo está listo. Vengan a la boda’. Pero los invitados no hicieron caso. Uno se fue a su campo, otro a su negocio y los demás se les echaron encima a los criados, los insultaron y los mataron.
Entonces el rey se llenó de cólera y mandó sus tropas, que dieron muerte a aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
Luego les dijo a sus criados: ‘La boda está preparada; pero los que habían sido invitados no fueron dignos. Salgan, pues, a los cruces de los caminos y conviden al banquete de bodas a todos los que encuentren’. Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala del banquete se llenó de convidados.
Cuando el rey entró a saludar a los convidados vio entre ellos a un hombre que no iba vestido con traje de fiesta y le preguntó: ‘Amigo, ¿Cómo has entrado aquí sin traje de fiesta?’ Aquel hombre se quedó callado. Entonces el rey dijo a los criados: ‘Átenlo de pies y manos y arrójenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación. Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos”.” https://www.vaticannews.va/es/evangelio-de-hoy/2023/10/15.html
Homilía
El Padre Arturo, hizo especial hincapié en la enseñanza que nos presenta el Evangelio según San Mateo, invitando a la comunidad a reflexionar sobre la metáfora utilizada en la santa lectura y, cuál debe ser el significado que – como cristianos – le debemos dar.
“El traje de fiesta” debe ser símbolo de nuestra preparación en la fe, a través de la formación catequística, de la coherencia con la que vivimos día a día en nuestras comunidades, en las que debemos aplicar las enseñanzas dadas por el Señor y sobre todo, no tener miedo a ser peregrinos activos, no tener miedo a decir y asumir ante los demás nuestro compromiso con la Iglesia.
El Padre Arturo, agradeció muy especialmente el compromiso de la señora Adriana, la dedicación y el cariño con el que trabajó junto a la Comunidad Pastoral de Curaco de Vélez.
La homilía, estuvo también dirigida a los padres y madres presentes, entregándoles también la responsabilidad en la formación espiritual de sus hijo y su rol de modelos a seguir.
Fue así, como instó a los niños a dimensionar el significado que debía tener en sus vida, vivir la Eucaristía no como el término de una etapa, si no que, la continuación del proceso de formación que habían iniciado con nuestra querida catequista, señora Adriana y sus familias.
Durante el sermón del Padre Arturo, los niños escucharon atentos sus enseñanzas y reflexiones.
Finalizada la homilía, el Padre Arturo encendió tomó una de las velas que se encontraba en la mesa del Altar, se dirigió hacia donde estaban los niños y niñas y les encendió la vela, traspasándoles las llama del Espíritu Santo.
Una vez que todas las velas fueron encendidas, el Padre Arturo tomó su libro- Manual de Sacramentos e invitó a los niños y niñas a renovar las promesas bautismales.
Luego, la vela encendida fue traspasada a sus padres, quienes también, renovaron su compromiso bautismal.
Así fue como los padres, junto a sus hijos y las comunidad Parroquia Curaco de Vélez, renovaron su fe, fortaleciendo con ello, la dimensión pastoral y espiritual del Sacramento de la Eucaristía que los más pequeños recibirían.
Luego, se hizo entrega de las ofrendas y la bendición del Pan y del Vino. Fue en ese momento que el Padre Arturo, hizo especial hincapié en que en el momento de la consagración se produce la transformación del pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo (Transubstanciación):
“Por la consagración se realiza la transubstanciación del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Bajo las especies consagradas del pan y del vino, Cristo mismo, vivo y glorioso, está presente de manera verdadera, real y substancial, con su Cuerpo, su Sangre, su alma y su divinidad (cf Concilio de Trento: DS 1640; 1651).
Los niños, junto a su catequista fueron llamados para subir al altar. Así uno a uno, fue recibiendo el Sacramento de la Eucaristía.
(La fotografías de ese íntimo momento sacramental serán entregadas directamente a las familias).
Al finalizar la celebración de la Eucaristía, el Padre Arturo hizo un especial reconocimiento a la labor pastoral desarrollada por la señora Adriana Santana, instándola a seguir acompañando la formación catequística de niños y jóvenes de nuestra comunidad Curaco de Vélez. Se procedió a tomar la foto grupal.
Se acompaña para la finalización de este relato, fotografías tomadas en el frontis de la Iglesia, una vez finalizada la celebración de la Eucaristía. Podrán apreciar el espíritu de fiesta que vivieron las familias de Curaco de Vélez, en este nuevo paso en al formación pastoral familiar.
¡Somos Chilotes Unidos en la Fe!